Como ya se sabe, es una gran suerte cuando llegas a grande, poder seguir viviendo en el domicilio de siempre, del que quedan los mejores recuerdos. Y más importante aún en nuestra edad, el conocimiento profundo y detallado de cada rincón que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años, y que hace que la vivencia sea más fácil. No obstante la pérdida de capacidad se va haciendo importante, y tengo que agradecer que se hayan encontrado pequeños o grandes elementos que ayudan a desarrollar nuestras tareas diarias y que así aumenten la seguridad para valernos por nosotros mismos. Tengo que reconocer que en la mayoría de ocasiones ni sabía que existían.
Me colocaron asideros que facilitan la movilidad, un asiento para la bañera, un artefacto que hace más fácil abrir las botellas, para coger objetos del suelo, etc.
Por todo ello expreso mi satisfacción y mi caluroso agradecimiento.